martes, marzo 11, 2008

El Argentino

El Argentino no saluda: te dice, qué hacés boludo.

El Argentino no se cae: se va a la mierda.

El Argentino no se enamora: está hecho un pelotudo.

El Argentino no te convence: te hace la cabeza.

El Argentino no se lanza: te echa los galgos.

El Argentino no da besos: te rompe la boca.

El Argentino no bebe: chupa.

El Argentino no acaricia: franelea.

El Argentino no molesta: rompe las pelotas.

El Argentino no se baña: se pega una ducha.

El Argentino no se alimenta: come como un hijo de puta.

El Argentino no te golpea: te caga a palos.

El Argentino no da órdenes: te caga a pedos.

El Argentino no tiene amantes: tiene amigovias.

El Argentino no tiene ganas de hacer pis: se está re-meando.

El Argentino no sufre diarrea: se caga encima.

El Argentino no sale corriendo: sale cagando.

El Argentino no se dispersa: se cuelga.

El Argentino no duerme: torra.

El Argentino no se ríe a carcajadas: se caga de risa.

El Argentino no esta en problemas: tiene quilombos.

El Argentino no es molesto: es un hincha pelotas.

El Argentino no da besos: te tranza.

El Argentino no te pide que lo lleves: pide que lo tiren.

El Argentino no es un tipo alegre: es un copado.

El Argentino no es un buen amigo: es de fierro.

El Argentino no es un buen tipo: es de primera.

El Argentino no está aburrido: está al pedo

El Argentino no hace algo mal: le sale para el orto.

El Argentino no habla claro: te bate la justa.

El Argentino no dice la verdad: dice la posta.

El Argentino no es cualquier cosa: El Argentino es una masa!!

EL ARGENTINO NO GANA: TE ROMPE EL CULO!!!!!

APARTE ES ARGENTINO!!!!! Y ESO NO TIENE NOMBRE!!! VAMOS ARGENTINA!!!!!!!!

jueves, agosto 02, 2007

¿Qué es el American Football?

Todo es americano entre Canadá y México. Desconocen que el todo el territorio se llama América. En Nueva Cork está la avenida 14, que se llama Avenida de las Américas, pero intuyo que no saben el porque. Menos deben conocer a Americo Vespucio, navegante herrante a quien debemos el nombre de nuestro continente. Si alguno heredero quiere cobrarnos, los mandamos directamente a los Estados Unidos de América. Así se llama este país, que inconscientemente (o no tanto) pareciera no ver que, al sur del muro de sus fronteras con grietas a conveniencia yanqui, estamos todos nosotros: el resto del continente (iba a escribir el resto de América, pero creo que mejor nosotros somos América y ellos, como no nos quieren, que se pongan otro nombre, aunque gracias que nos dicen “South and Central America” América del Sur y Centroamérica). Locuras nominativas mediante, los gringos usan el calificativo de americano para todo. Desde el sueño americano, pasando por el american way of life, y recalando en el American Football, al castellano corriente: Fútbol Americano.

Y me cansé de que llamen a las cosas como no son. ¿Qué tiene de Fútbol ese deporte que juegan con la más con la mano que con el pie? Si al menos le hubieran puesto Handball, tendría más sentido. ¿Será el Balonmano anterior? Creo que no. Y luego me jode lo de Americano, si los juegan en más sitios. Pero lo que más me jode, es que se creen que ese juego es lo más, lo más todo, más hombre, más excitante, más mejor (permítaseme lo de más mejor, gracias), y peor de peor es que no nombran las cosas como son.

Estas líneas que siguen van con la tinta de la ignorancia de algunos aspectos, por lo que invito al lector informado a que proceda con las correcciones que entienda pertinente. Hay dos factores positivos de avisar que unos escribirá sin saber. Primero, uno queda libre de toda burrada futura; segundo, eventualmente puede aprender algo. Hasta habría un tercero, rescribir la secuencia ignota con mayor certeza.

A ver, lo más de lo más, por lo que se desviven los delanteros y los quartebacks (armadores de la jugada) es por lograr el perseguido “touchdown”. Es el gol, es el orgasmo deportivo, es el objetivo cumplido. Y así lo festejan. Eso no me jode, cada cual festeja lo que quiere. Pero porqué le has puesto “touchdown” si lo único que interesa es que el jugador que ataca tenga el balón en su poder y uno de los dos pies pisando la zona de anotación. No hay ningún “touch” tocar, y menos “down” abajo. Hay mucho más “touchdown” en el Rugby, donde el balón debe ser colocado en la zona de anotación (ingoal, las palabras en inglés reinan el mundo). Alguno dirá que el “touchdown” es tocar el balón (poseerlo con una o ambas manos) y con los pies “down on the earth", lo que sería con los pies en la tierra. Para no hay caso, no hay defensa, eso debieran hacer todos los que están volando con el sueño americano, bajen y pongan los pies “down” en la tierra.

Otra de esas cosas que me pregunto, estoy muy preguntonto hoy, ¿por qué puede resultar tan interesante un juego en el que se trata de avanzar sobre el terreno rival, siendo la forma más típica un pase hacia adelante? Otra vez el Rugby les tiene una ventaja. El deporte de origen inglés busca el mismo objetivo, avanzar sobre el terreno rival, pero los pases de manos habilitados son únicamente válidos cuando se efectúan hacia atrás.

Dirán que para jugar fútbol americano hay que se hombre y bancarse los golpes. Podría ser, no lo niego, pero se los podrían aguantar sin el casco, sin las rodilleras, sin las hombreras, a pecho descubierto, a pulmón de hombre, como en Rugby. Además, cuando el quarterback lanza el pase, no puede haber contacto entre el defensa y el atacante. Se trata de una lucha pura, limbia, solo destreza, en pos de conseguir el balón. Es decir, cero contacto, como en el voley o en el tenis, donde lo más riesgoso sería un pelotazo.

Y creo que hay más, todos esos cascos tienen pequeños parlantes donde el jugador recibe instrucciones de sus entrenadores, porque tienen un entrenador de defensa, un entrenador de ataque, un entrenador general, una confusión general. Por eso los que sobresalen son los que innovan, arriesgan, y ganan. Bueno, ganan si se trata de una película donde una manga de nerds con cero preparación deportiva más la ayuda de una par de jugadoras mujeres siempre le ganan el partido decisivo al equipo lleva el invicto toda la temporada. Además el entrenador es un obsesivo y el entrenador nerd solo da la instrucción de que salgan a divertirse. Aunque al golero alemán le valió contar con información cierta de qué hacer en los penaltis de la Copa del Mundo 2006. Si tenía caso atajaba los cinco penales.

Tanta emoción, y para avanzar mientras lográs diez yardas tenés tres chances más de hacer diez yardas y si hacés más de diez yardas seguís avanzando por más que a tu atacante lo partan al medio en plena carrera. Un pase sin destino es una nueva oportunidad, al menos que se trate de tu última chance. Sólo perdés el balón en la última chance o ante una intercepción. ¿Qué deporte tiene tantas oportunidades? No tengo ganas de pensar, pero arriesgaría que no muchos. Pero ves cómo festejan cada cosa de esas, a veces más que un “touchdown”. Claro, no soy necio (tal vez sí), sobre el final, cuando vas ganando y te pueden empatar o vencer, una jugada defensiva vale lo mismo o más que un gol.

Yo no niego la tradición que tiene este juego, ¿no la niego? Sí, la niego, si llevan apenas algo más de XXX (lo pongo así en números romanos porque así lo publicitan y se juega una vez al año) supertazones “Super Bowl” que es el juego final que da el Campeón del Mundo, como les gusta decir en gringolandia. Sería mejor que se arrojaran tazas en el supertazón, jajaja. ¡Qué mal chiste! De todos modos, el Super Bowl sí que es un verdadero show de mercadeo, eso sí debemos destacarlo. Y yo que estuve en Chicago y me llevaron a comer a Big Bowl y yo creí que era algo con American Football, y se trataba de comida tailandesa. Tradición, historia tienen otros deportes centenarios, como el Rugby, el Fútbol o el Tenis.

Que lo nombren americano ya no me extraña, pero vaya uno a saber porqué le han puesto fútbol. ¿Será porque para cada comienzo de ataque contrario hay una patada lo más lejos posible para que al contrario le cueste llegar a la zona de goleo? ¿O porque luego de cada “touchdown” hay una patada a los palos por un punto extra? Que no me vengan con esto último, porque se trata de un penal y sin arquero. Cierto que el balón tiene forma esférica, pero vamos, es sin arquero.

martes, julio 31, 2007

O máis grande do mundo

Antes que nada me toca, como buen alumno de portugués, dejar en claro que la expresión del título: "O máis grande do mundo" es incorrecta. Está mal utilizada. Aun no sé cómo se dice el más grande de todos, quizá porque no tengan al más grande de todos. O sea, Pelé no es Maradona. Tampoco es Brasil el país más grande del mundo. El título hace referencia a los Estados Unidos. Y ya sé que los anglosajones de América no pertenecen a Latinoamérica. Pero en estos momentos me encuentro por estas latitudes, y el mundo se ha globalizado de un modo tal, que todo tiene que ver con todo. Por caso, mis anteriores experiencias en estas tierras de habla sajona, fueron bastante tortuosas a la hora de comer. Porque por más que uno estudie 20 años inglés, nunca se aprende las comidas, los postres y demás cuestiones culinarias. Pero ahora es más fácil, con un pequeño acento mexicano a mis frases de español, pido lo que quiero y pregunto tranquilamente lo que trae cada plato. Claro está, que ahora los problemas son por las comidas gourmet, otra vaina que vuela alrededor del globo y uno no sabe lo que está por comer, por más que sea un políglota de diez idiomas.

Yo no sé cómo hago, pero se me ocurre algo para comentar en el blog, y la presentación y digresión del primer párrafo se va por las ramas. Iba a decir porqué son los Estados Unidos de Norteamérica, el país más grande del mundo. Y no va la valoración de "grande" vinculada a que que bueno, que buen sitio, que bueno esto y que bueno lo otro, sino que directamente al tamaño. Algunos dicen que el tamaño no importa, para otros es fundamental. Bueno en USA (las siglas de United States of America que en realidad vienen a significar que ellos "usan" a todos los países, regiones, personas) el tamaño sí es importante.

A ver, llegás al aeropuerto internacional de Miami, donde la lengua oficial es el español. No es necesario saber una gota de inglés, y no hay ninguna necesidad de esconder el acento argentino. De todos modos, los vuelos de Sudacalandia llegan al confín del aeropuerto, como si no quisieran que los latinos del sur pisáramos muy adentro de esta tierra. Ahí tenés la primera aproximación de lo grande que es el airport. Caminás hasta que te explotan los pies, que se te hincharon por las ocho horas de vuelo. Para todos las familias ricas que van para Orlando, es como que Disney ya empezó, porque lo que caminan acá es menos de la mitad de la peregrinación eterna que harán en los parques quitadinero en busca del dios súper ratón.

Debe haber como 30 puestos de control de pasaportes, cinco para iuesciticens y el resto para "visitors". Huella digitales de ambos índices, preguntas y repreguntas, y las colas que son las más grandes del mundo. Más de 20 minutos lo que debiera ser algo más simple. Pero ellos solo dejan filtrar cuando les surge la necesidad, en construcción principalmente. Ya saben, la frontera con México drena sangre o sudor laboral según el humor del mercado americano. Hasta a la ex-esposa de Diego Maradona le toca hacer la misma cola, responder las mismas preguntas y posar sus dedos índices. Te vas a recoger el equipaje y la cinta transportadora es la más grande del mundo.

Íjole diría un mexicano, te pasean la maleta/mala/valija por todos lados. Y si te quedás en una punta esperando la tuya, puede ser que creas que no llegó, porque hay un luggagecollector (un man) sacándolas del otro lado. Pasás por todo eso, te vas para donde te dicen que está tu vuelo en conexión a Chicago (mierda que les voy a entrar hasta el medio de su tierra) y llegás a otra cola que parece que estuvieran regalando billetes de 100 dólares. Larga, desesperada. Y solo es para sacarse los zapatos, sacarse el cinturón/correa, el saco, el abrigo, los aros/aretes/pendientes, las cadenas, el celular/tel móvil, las monedas, casi todo y pasar ante la mirada firme, seria, el gesto dusto de un bigote prolijo que te dice "OK". Gracias, cuidan la seguridad de todos. Es el control más grande del mundo.

Pasás, tu vuelo ya lo llamaron tres veces, pero prácticamente te tenés que vestir nuevamente, guardar la notebook a los apuros y corrés, por otra parte gigante del aeropuerto. Es que ya estás dentro de los Estados Unidos. Y es la conexión entre la punta malolienta del casi contacto con los sudacas hasta el otro extremo donde el español cae en desuso, se extirpan los vocablos castellanos y ya nada dirán en otro idioma que no sea american english. Y caminás hasta tu puerta, y caminás, en un momento se te ocurre que la conexión con Chicago quizás sea a pie. De tanto caminar, estás cansado y te dormís hasta la ciudad que brilló y disfrutó del gran Emjei, el más grande de todos los tiempos en Basket, Michael Jordan: Chicago.

No voy a decir que tuve que caminar un montón para reclamar el equipaje también en Chicago, ni tampoco que la cinta transportadora de las maletas era una serpiente gigante que giraba sin cesar aun cuando no había ningún equipaje, porque eso sería repetir mucho de lo escrito para el aeropuerto de Miami, y se transformaría en la redundancia más gran de este blog.

Y mirá si son grandes, que cuando salís, los taxis no te esperan a vos, si que vos los esperás a ellos. Y los autos/carros/coches sí son los más grandes del mundo. Son generalmente para dos personas y tienen más trompa que diez elefantes aparéandose (les crece cuando lo hacen) y el baúl es tan grande que caben los diez elefantes dentro. El aire acondicionado es verdad un témpano de hielo inmenso que llevan en el techo para refrigerar semejante espacio. Por favor, mis dos maletas se perdían dentro de la cajuela/baúl/maletero de un gigante amarillo conducido por un non-american. Acá los trabajos que no les gustan a los yanquis, los hacen los extranjeros. Pero eso no lo voy a escribir, porque es algo ya muy sabido por todos.

Volviendo al taxi, estos podría llevar de 6 a 14 como dice el cuento de los taxis en Argentina. Para los que no lo conocen, lo taxis en Argentina llevan escrito en el parabrisas el horario en que debieran ciruclar. Digo debieran porque no creo que nadie respete eso, por eso no somos los más grandes nosotros, nadie nos respeta pero porque nosotros no nos respetamos entre nosotros. Como sea, cinco gallegos (no sé porqué comenzamos hacer bromas sobre gallegos, pero es una muestra de la falta de respeto y de ignorantes, porque a cualquier español le decimos gallego) paran un taxi, y el conductor les dice que solo puede llevar a cuatro, por las reglas (ya el chiste es medio complicado, porque habría un taxista que respetara algo). Entonces, uno de los gallegos le reponde, pero si ahí dice de 6 a 14. Una pena los que no se rieron.

La cuestión que en el taxi que me llevó desde O'Hare Airport al Hyatt Hotel & Resort por la módica suma de cincuenta retratos de G. Washington podría llevar 14 pasajeros como si se tratara de una mini van. Hasta eso son los más grandes, porque la van que me llevó desde el hotel a la oficina era la más pequeña que tenían, y era la más grande que podríamos conseguir en cualquier sitio de nuestras lejanas y latinas tierras. El resto sería un ómnibus para nosotros.

¡Ah! el hotel, desde la puerta hasta la recepción hay sitio para dos campos de fútbol, aunque no sabrían qué hacer en ellos. La habitación tiene lugar como para que duerman (o la pasen muy bien) los catorce que entraban en el taxi más los diez elefantes apareándose.

Oh! I almost forget. The doors. You should see the big doors they have at the office. Uy, perdón. Se nota que mi inglés fluye desde el cerebro al teclado. Es que si veo una puerta, por dentro piense en door en lugar de traducir a puerta. Esa es lo que colabora a un inglés fluido. Lo que quise decir es que me olvidaba de las puertas de la oficina. Deberían verlas. Son enormes, altas hasta el techo y es obvio que el techo no es bajo. Para que se den una idea, ojo que hay que pensar un poco, los picaportes de nuestras puertas están más o menos a un metro del piso, y se puede decir sin errarle por mucho que una puerta tiene como dos metros de alto. Pero acá, en el país más grande del mundo, los picaportes están a dos tercios de lo que sería la altura de la puerta, y está a algo menos que un metro del piso, por lo que pulgada menos, las puertas tienen como tres metros.

Hasta las medidas son las más grandes del mundo. En vez de medirlo en centímetros, lo miden en pulgadas, que son alguito más de dos centímetros y medio. No hay kilómetros, bueno sí los hay pero están incluidos en lo que sería una milla. Todo es más grande, los pies son como treinta centímetros y hasta los minutos son más largos, más grandes. Los partidos de Básket duran cuatro cuartos de doce minutos, pero en la realidad son casi tres horas. Es cierto que es por la televisión y esas cosas, pero eso es para otro comentario.

Y la temperatura, ¿qué me contás de la temperatura? ¡Qué necesidad de medirla en grados faréinjeit!, los mentados F. Noventa grados de temperatura, no sabés si te hablan de un ángulo recto o del calor que hace. Por favor, hasta el termómetro es más grande. El agua se congela a los 32° F y hierve a los 212° F. Es decir que 0° C = 32° F y que 100° C = 212° F. De lo que se desprende que para llevar de Centígrados a Fahrenheit, multiplicamos los C por nueve quintos y sumamos treinta y dos. Sería entonces, 100 x 9 / 5 + 32 = 212 para que se hierva el agua del té. Y para hacer aistí (té helado) habría que hacer 0 x 9 / 5 + 32 = 32. ¿La cacharon? De F a C, debés hacer F-E-D y llegás a C.

La comida también es la más grande del mundo. No lo es por el sabor, ni por el estilo gourmet, ni por nada de eso. Sólo es por tamaño. Los platos son los mismos que usamos en Argentina, esos blancos gigantes que vienen llenos de ají molido, perejil picado o de caramelo si se trata de un postre, y la comida allí perdida en medio o a un costadito en caso de los chefs más osados. Acá no, todo ese fondo blanco no se ve. Una entrada de calamari era una porción de rabas como para tres. Así que de entrada y final fue el plato. Directo al postre, tremendo mousse con una super galleta, algo así como un pepito en versión XXL (extra extra large). El vino vino (valga la redundancia del vocablo) tamaño normal, y eso me hizo enfadar. El cardiólogo me permite un vaso de vino por las noches, y como pedí vino americano (de California) tenía la leve esperanza que viniera en tamaño americano. Como en el caso del café en Buenos Aires, lo pedís americano y te viene un jarrito mucho más grande que el pocillo normal del café.

Todo es XXL en América, como les gusta llamar a ellos a su país. God bless America no nos incluye en la bendición santa. Tampoco somos parte del All-American nada con el que definen a todos. Apenas si American Airlines tiene algunas cositas en español. No nos incluyen pero si nos USAn. En fin.

Sigo con la cena, me quiero pedir un capuchino para acompañar y el tamaño disponible más pequeño es TALL (tan solo a los efectos aclaratorios la traducción al español es “alto”). Así de gigante es este país, por eso caben en él los New Cork Giants (los Gigantes de Nuevashorc) y la película SUPERSIZE ME (Agrándame) que pone de manifiesto algunas vicisitudes alimenticias de estos gringos. Ahora entiendo porque todo el mundo parece embarazado de ocho meses. Hasta las panzas son las más grande del mundo. Conclusión y error gramatical portugués mediante: Os Estados Unidos de America é o pais máis grande do mundo. Así, en brasileño, ya que ellos al menos le comenzaron a pedir VISA a los gringos. Y ya sabemos todos que ellos usan American Express, no podría ser de otro modo.

lunes, julio 09, 2007

El día que nevó en Buenos Aires

Y un día nevó en Buenos Aires. Y eso que Buenos Aires es grande, porque involucra a la ciudad y los alrededores, que devienen en llamarse el Gran Buenos Aires. Todo esto para decir que nevó en mi terruño. En mi lugar en el mundo, en el nido de mis sueños, en el refugio de mis amores, en mi casa, para ser más precisos.

Estaba yo haciendo algo de trabajo, no quiero explicar porqué estaba yo trabajando en un día feriado (Día de la Independencia), porque eso es para otro blog (www.micubiculo.blogspot.com), cuando se largó una nevizca que terminó siendo nieve nieve nieve, como la de Bariloche, como la de los pomos de carnaval, como la nieve. Interrumpida mi tarea por la sorpresa de mi amada esposa, nos dispusimos a sacar fotos y filrmar videos. No de esos tipos de fotos y videos no. De la nieve, la típica foto de brazos abiertos y hombros encogidos. La típica foto de sonrisa blanca como la nieve, encapuchados, arropados, cagados de frío.

Y para justificar la entrada en este blog, comento que la nieve en México es una escarcha con colorante y sabor a nada que para nosotros en Argentina sería como una especie de helado de agua mal hecho. A la misma mezcla, con algo de frutas y jalea le dicen Cholado en las tierras caleñas.

Demasiado texto, para imágenes que hablan por sí solas.

Si nos les gustan las fotos, les muestro dos de los videos. El primero de la nevizca: Nevizca en Ballester y el segundo de la nieve, nieve, blanca, suave, fría, hermosa: Yingulbel. Luego me cuentan.

Basta por hoy, algo que mucha gente de estas tierras recordará como el día que nevó en Buenos Aires. Para esos que dicen: "¡Qué lindo que sería Buenos Aires siempre así!", les regalo este:

DIARIO DE UN RECIEN LLEGADO A BARILOCHE (me lo mandó alguien que se mudó de Buenos Aires a Bariloche y que se volvió)

1 de Febrero
Me mudé a Bariloche. Tengo una casita arriba en la montaña, en Villa Catedral. Es tan lindo acá! El paisaje es hermoso, los bosques son increíbles. No me banco las ganas de ver todo cubierto de nieve!

15 de Abril
Bariloche. El lugar más lindo del planeta. Las lengas se pusieron rojas. Fui a pasear por el valle y vi algunos ciervos. ¡Son tan lindos! Deben ser de los animales mas hermosos de la Tierra. Esto debe ser el paraíso. Me encanta vivir acá. La Junta Vecinal compró una limpiadora de nieve.

1 de mayo
La temporada de caza empieza en unos días. No me imagino a nadie matando animales tan hermosos. Espero que empiece a nevar dentro de poco. Es maravilloso vivir acá.

3 de junio
¡Anoche nevó! Me levanté y encontré todo cubierto de una capa blanca. Parece una postal. Salí a limpiar las escaleras y la vereda. Tuve una pelea de nieve (yo gané). Después pasó la limpiadora de nieve y tuve que limpiar la vereda de vuelta. ¡Que lugar hermoso! ¡Amo Bariloche!

11 de junio
Más nieve anoche. La limpiadora de nieve me volvió a tapar la vereda. Me encanta vivir acá.

20 de junio
Más nieve anoche. No pude sacar el auto del garage. Es hermoso acá pero estoy exhausto de palear nieve. ¡Limpiadora de nieve de mierda!

3 de julio
Más de esa mierda blanca anoche. Tengo ampollas en las manos y me duele la espalda de palear. Me parece que el chofer de la limpiadora me espía desde la esquina y espera a que haya terminado para pasar.

15 de julio
¡Más nieve! Si alguna vez lo agarro al conductor de la limpiadora juro que lo mato al idiota. No entiendo por que no tiran tierra y sal para fundir la nieve. Se lo voy a proponer a la Junta Vecinal.

22 de julio
¡Más mierda blanca de mierda anoche! Hace tres días que no salgo excepto para palear la nieve cada vez que pasa la limpiadora. No puedo salir a ningún lado, el auto esta bajo una montaña blanca y hace un frío de cagarse. El pronóstico dice que esta noche van a nevar 25 cm más. No quiero ni pensar cuántas paladas son 25 cm.

23 de julio
¡El pronóstico se equivocó! ¡Fueron 75 cm! A esta velocidad no se va a derretir hasta el verano. La limpiadora se encajó en el camino y el idiota me vino a pedir prestada la pala. Despues que le dije que rompí 6 palas sacando la nieve que el me tiraba, casi rompí la 7ma sobre su cabeza.

2 de agosto
Finalmente pude salir de la casa. Fui al super a comprar comida y en el camino un ciervo se me cruzó. Son mas o menos $2,000 de chapa y pintura. Esas bestias idiotas deberían ser eliminadas. Me hubiera gustado que los cazadores hubieran sido más efectivos.

10 de agosto
Llevé el auto al taller en el pueblo. ¿Pueden creer que está todo oxidado de la nieve y la sal en las calles?

15 de agosto
Me voy al Norte. No puedo entender como a alguien le puede gustar vivir en este lugar.

viernes, abril 27, 2007

Lomo de Caracha

Pudo haber llovido todo el día, o sólo por la mañana. Pudo haber pasado de todo. No digo caerse el mundo, porque de eso me hubiera enterado, y además no podría estar escribiendo esto. Pero sí, pudieron haber pasado un sinnúmero de cosas que no me hubiese enterado. Como eso, que lloviera todo el día, o tan sólo por la mañana.

Fue cómico, bueno, si uno lo pensara por más de un segundo diría tragicómico. Si lo pensase más, sería peor. Lo que ocurre que a las cuatro de la mañana nadie piensa con mucha claridad. No es un juego de palabras porque aun no aclaró a las cuatro de la mañana. Y menos piensa uno si a esa hora sigue trabajando luego de haber comenzado la jornada labora, tan consabidamente ganada en ocho horas, justamente, a las ocho de la mañana del día inmediato anterior. Lo que fue cómico es que yendo hacia al baño por el largo, oscuro y silencioso pasillo (que tan transitado es durante el día, cuando todo está más claro) con una empleada que me dijo: “Buenos Días”. Sorpresas mediante, la señora entra a trabajar a las cuatro, por lo que para ella estar a esa hora en la empresa le representa naturalmente un saludo matutino.

Por eso digo que pudo haber llovido y yo ni idea. Ni yo ni mis dos compañeros de batalla, que pelearon a capa y espada hasta caer rendidos, uno en las sillas de la sala, otro preso de la red de redes.

Finalmente nos fuimos, a las siete de la mañana, y a esa hora el cielo de la ciudad caliente del Valle de Cali estaba bien oscuro. Una llovizna se dejaba caer, quizá por pena de estos tres trasnochados mosqueteros, quizá por propia naturaleza.

Todo este introito es para comenzar con el día que cociné en Cali. Así comenzó el día, o quizás deba decir que así siguió. Estaba dormido en el baño del hotel cuando soné el teléfono. Mi jefe, para decirme que ya era la hora que habíamos convenido para volver al trabajo. Sólo trasnochado uno puede decir nos vemos a las diez, cuando se está despidiendo a las siete. Y sólo trasnochado el otro puede creerlo cierto.

Ni toda la ducha que tomé, ni toda la llovizna triste que seguía poniendo paños fríos a un pueblo que vive danzando, ni el viento de una ventanilla semibaja de un veloz taxi que no puede caer preso del tránsito de las ocho de la mañana por el sólo hecho que eran las once y media, lograron despertarme por completo.

Si uno ya se comporta como zombie a veces, imagínense a este incipiente blogger ese día. Llegué a la empresa casi para almorzar en el casino de la compañía. ¿Casino? Los no-caleños (cada tanto se me da por inglés, o por idioma o por estructura, contracciones de uno) leerán claramente (aunque sea de noche), pero para el resto les comento que casino sería como sinónimo de cafetería de empresa o como comedor de planta (fabril, por si acaso). Al menos, unos de los objetivos de este blog sigue cumpliendo su objetivo.

La tarde, que debió ser tranquila de formalidades de reportes luego del fuerte del día anterior, fue una batalla campal. Los tres mosqueteros no podíamos ni para uno, menos pudimos para todos. Pero, lo que parecía que no iba a llegar nunca, llegó: terminó el día laboral. Viernes, día especial para dormir. Sí, estoy de acuerdo, sé que no, pero lo mejor que podía pensar en ese momento era en dormir.

Claro que eso no fue lo que pasó, porque no hubiera escrito todo este palabrerío ni el título de este comentario si no tuviera algo para decir. O quizá sí, no sé. No siempre soy previsible. A veces soy tonto, pero no siempre. Nadie es siempre algo. A veces la caga si casi siempre es bueno, o a veces la hace bien, si casi siempre la caga.

Es cierto, habíamos convenido en el viernes, luego de toda la semana de duro trabajo y largo vuelo Buenos Aires-Cali, para hacer un asado argentino. Nadie mejor que yo, tampoco nadie peor, es decir, el único espécimen para hacer eso en Cali era yo.

Por lo que si habíamos convenido en eso, y si los tres mosqueteros estábamos fundidos, y si lo único que yo quería era dormir, y no habiendo ninguna otra alternativa, nos fuimos dos mosqueteros con un aliado a tomar una cerveza antes de ir a comprar la carne para el asado. Sé lo que algunos están pensado, nadie puede tomarse “una” cerveza. En Colombia hay tantas marcas de cervezas de un mismo dueño, que si alguno quisiera probarlas todas una tras otras terminaría tendido en el piso o haciendo asado el día que quiere dormir. Águila, Brava, Costeña, Joker, Club Colombia son las que recuerdo. Sé que hay más, por favor abstenerse de enviar comentarios dejándome saber de todas las que no tomé.

“Vamos a la catorce a comprar”, dijo el jefe mosquetero, D’Artagnan. Yo pensé lo mismo que ustedes están pensando ahora. Los que se preguntaron cómo fue que me anticipé tanto (esto que cuento ocurrió la primer semana de este 2007) a lo que están pensando mientras leen este posteo, les comento que me refiero a creyeron que “la catorce” es una avenida (Colombianos abstenerse). Pues sí, es una avenida pero no en Cali. “La Catorce” es el supermercado que en Argentina sería “Jumbo”. Grande, limpio, espacioso, todo eso para justificar lo caro.

No sé si escribo como para que se entienda, la verdad que mucho no me importa. Porque si me importara, como no tengo tanta retroalimentación (¡Ja! Había comenzado a escribir feedback pero lo borré. A veces el inglés se va) me preocuparía. Y la vida ya está llena de tantas preocupaciones, que mejor que me no importe si escribo como para que se entienda. Este párrafo lo introduje, porque no recuerdo si comenté porque si estábamos tan casados a nadie se le ocurrió preguntar en porqué no cancelamos. Entonces, me pregunté: “¿Por qué no cancelamos el asado?”. Antes de terminar la pregunta, no sé si justo antes de tipear el signo de interrogación o justo después de topear la “o” de asad“o”, recordé el porque. Nadie dirá que fue porque la esposa de D’Artagnan ya había encendido el fuego. Espero que nadie le vaya con el cuento que ya habíamos cancelado y que el jefe mosquetero, con toda su valentía para pelear en la oficina no se enfrentó a su amada compañera. Ojalá que nadie le cuente que no había ganas, que se habían quedado en los miles de archivos revisados, que se había diluido en los cuatrocientos correos electrónicos de ese día, que se habían pegado a la almohada en esa suerte de siesta matinal que tomé sentado en el trono en el que todos somos reyes y esclavos de nuestro cuerpo. Por favor que nadie se lo diga.

La catorce, eso estábamos en la catorce. Jefe mosquetero y mosquetero porteño haciendo compras. Peor que matrimonio que ya no se soporta. Ponerse de acuerdo fue terrible. Como pudimos compramos carne roja, rosa y blanca. Hortalizas, una masita colombiana de trigo que no recuerdo el nombre, como tapas y vino, argentino, claro. No van a poder creer el carbón. De hecho no sé qué van a hacer si no lo creen. Por mí, hagan lo que quieran, como no sé si escribo que se entienda. Lo que pasó con el carbón es que decía vegetal pero parecía papel vegetal. Por las dudas agarré como dos bolsas. A todo esto debo confesar que una vez que D’Artagnan no pudo con la bella, yo me dispuse de la mejor manera. No podía ser menos, no iba a dejar a que el grupo de colombianos invitado al D’Artagnan’s place (sí, me di cuenta que se me metió el inglés, pero ya no borro, say no more) midan el nivel de nuestros asados porque mis ganas de hacer algo hacía día y medio que se habían ido de viaje.

El mosquetero de mayor grado me había avisado. Me lo había advertido. Me había prevenido, inclusive, cuando el plan estaba en plena vigencia, en días anteriores a la peor de las batallas oficinísticas se desataran en la tierra metida entre la Cordillera Central (al este) y la Cordillera del Pacífico (pues sí, ni modo, no va a quedar del lado del Atlántico). Tanto uórnin (ah, ya castellanicé el inglés, quien no entienda que estudie fonética criolla) no alcanzó. Una caja de zapatos es más grande pensé, mientras decía que sí, que íbamos a poder hacer todos los kilos de carne que habíamos comprado, además de esas tapas que nada tienen que ver con un asado en mi tierra.

Lo hice, puse todo, las tapas, la salchicha parrilla, que por acá se conoce como chorizo, el pollo, el cerdo con panceta y la carne roja. Todo enterito como lo compramos y como le pedí al dispensador de carnes que no lo cortara. Si lo hubieran visto les hubiera causado gracia. “¿No lo corto?” se cansó de preguntar. No, señor, lo voy a preparar a la Argentina. No, no cocinaremos a ninguna mujer, aunque a más de una de la tierra del tango da como para comérsela. Que voy a preparar la carne asada al estilo argentino. Lento, lento, lento.

Claro, me di cuenta, la caja de zapatos sirve para hacer asados, vuelta y vuelta. Cortan todo finito y en cinco minutos comés. Claro, duro, seco, pasado. Claro, aunque sea de noche.

No sé si se entiende. Nadie entendía ese día. El jefe dijo no lo hacemos, lo suspendemos. Eso dijo en el primer llamado. Nada que hacer, lo hacemos, dijo en el segundo. Así, cayeron los invitados a la casa del boss. Por más que les había comentado que el que cocinaría sería yo, nunca creyeron que iban a ver una caja de zapatos con brasas rojas por más de tres horas, con todo el pedazo de carne entero como lo ven en la vitrina de las “La Catorce”s (obvio, los que van a otro supermercado lo ven en otro supermercado, no en “La Catorce”).

Lo que sí quisieron emular el estilo argentino abriendo un vino mientras yo preparaba una salsita criolla. ¿Alguno una vez vio un sacacorchos en la casa de un caleño? Hay güisqui, hay ron, hay vodka y hay dulcemente anisado aguardiente. Ah, también en la casa de D’Artagnan caleño hay una botella de vino Malbec de primera calidad. Ah, también hay un mate y yerba suave. No por compra propia, sino por regalo de mosquetero obedecedor. Hay de todo entonces. Sí, hasta apareció un sacacorchos. Imagínense un hambriento en isla desierta con una lata de atún sin abrelatas. La botella de vino se habría como sea. Ese era el deseo, pero no lo podían hacer realidad. Dirán que somos agrandados, dirán que somos pedantes, dirán que no escribo claro. Digan lo que quieran, el vino lo abrí yo.

Hablando de muertos de hambre, todos querían abrir una lata de atún por lo menos, porque la tarde seguía condenada a la cocción lenta y segura de un fuego bien prendido. No hay peor cosa para un asador que otro encienda el fuego, pero tratándose de ella, de la esposa del D’Artagnan, pues ni modo, hasta un argentino se transforma en tortuga y mete la cabeza adentro. Eso, tortuga pensaron todos. Este argento es más lento (y luego dicen que no puedo hacer puesía) que una tortuga. Conozco alguien que lo puede refutar. Como fuere, la carne allá estaba, el vino muy bueno, la charla mejor, la velada de maravilla.

Hasta vino el vice de D’Artagnan con su doncella. Todos comimos el pollo (leáse posho), el cerdo, el chorizo, esas tapas y le mejor corte de todos, el bife de chorizo, que en Cali se consigue como “Lomo de Caracha”. ¿Qué es la caracha? Eso queda para otro comentario, cuando algún día preparemos otro con D’Artagnan, sus mosqueteros y sus doncellas.

lunes, marzo 19, 2007

Más de Argentinos

Año electoral el 2007, entonces, una oportunidad para vernos políticamente.

Se dice que cuando Dios creó el mundo, para que los hombres prosperasen, decidió concederles dos virtudes. A los suizos los hizo ordenados y cumplidores de la Ley; a los ingleses, persistentes y estudiosos; a los japoneses, trabajadores y pacientes; a los italianos, alegres y románticos; a los franceses, cultos y refinados.

Cuando llegó el turno de los argentinos, se volvió hacia el ángel que tomaba nota y le dijo:

-Los argentinos van a ser inteligentes, buenas personas y políticos.

Cuando acabó de crear el mundo, el ángel le preguntó:

-Señor, a todos los pueblos les diste dos virtudes, pero a los argentinos tres, ¿esto hará que prevalezcan sobre todos los demás?

-Sabés, tenés razón.

-¿Y ahora?

-Bueno, que los argentinos tengan tres, pero cada argentino no podrá tener más de dos virtudes a la vez.

-A ver si entiendo- aventuró el ángel -El argentino político y buena persona, no podrá ser inteligente; ll que sea inteligente y político, no podrá ser buena persona; y el que sea inteligente y buena persona, no podrá ser político.

-Que Así Sea.

martes, marzo 13, 2007

Los Argentinos

Un filósofo español dijo: Los argentinos están entre vosotros, pero no son como vosotros. No intentéis conocerlos, porque su alma vive en el mundo impenetrable de la dualidad. Los argentinos beben en una misma copa la alegría y la amargura. Hacen música de su llanto -el tango- y se ríen de la música de otro.Toman en serio los chistes y de todo lo serio hacen bromas.

Ellos mismos no se conocen. Creen en la interpretación de los sueños, en Freud y el horóscopo chino, visitan al médico y también al curandero, todo al mismo tiempo. Tratan a Dios como "el flaco" y se mofan de los ritos religiosos, aunque los presidentes no se pierden un Tedéum en la Catedral. No renuncian a sus ilusiones ni aprenden de sus desilusiones.

No discutáis con ellos jamás! !!! Los argentinos nacen con sabiduría inmanente!!!! Saben y opinan de todo! En una mesa de café y en programas de periodistas/políticos arreglan todo. Cuando los argentinos viajan, todo lo comparan con Buenos Aires. Hermanos, ellos son "el pueblo elegido"... por ellos mismos. Individualmente, se caracterizan por su simpatía y su inteligencia, en grupo son insoportables por su griterío y apasionamiento. Cada uno es un genio, y los genios no se llevan bien entre ellos; por eso es fácil reunir argentinos, unirlos imposible. Un argentino es capaz de lograr todo en el mundo, menos el aplauso de otros argentinos.

No le habléis de lógica. La lógica implica razonamiento y mesura. Los argentinos son hiperbólicos y desmesurados, van de un extremo a otro con sus opiniones y sus acciones. Cuando discuten no dicen: No estoy de acuerdo, sino: ¡Ud. está absolutamente equivocado!. Aman tanto la contradicción que llaman "bárbara" a una mujer linda, a un erudito lo bautizan "bestia", a un mero futbolista "genio" y cuando manifiestan extrema amistad te califican de boludo y si el afecto y confianza es mucho más grande, eres un Hijo de puta... Cuando alguien les pide un favor no dicen simplemente "si", sino "como no". Son el único pueblo del mundo que comienza sus frases con la palabra NO. Cuando alguien les agradece, dicen: "NO, de nada" o "NO" con una sonrisa.

Los argentinos tienen dos problemas para cada solución. Pero intuyen las soluciones a todo problema. Cualquier argentino dirá que sabe como se debe pagar la deuda externa, enderezar a los militares, aconsejar al resto de América latina, disminuir el hambre de África y enseñar economía en USA.

Los argentinos tienen metáforas para referirse a lo común con palabras extrañas. Por ejemplo, a un aumento de sueldos le llaman "rebalanceo de ingresos", a un incremento de impuestos "modificación de la base imponible" y a una simple devaluación "una variación brusca del tipo de cambio". Un plan económico es siempre "un plan de ajuste" y a una operación financiera de especulación la denominan "bicicleta".

Viven, como dijo Ortega y Gasset, una permanente disociación entre la imagen que tienen de sí mismos y la realidad. Tienen un altísimo número de psicólogos y psiquiatras y se ufanan de estar siempre al tanto de la ultima terapia. Tienen un tremendo ego, pero no se lo mencionen porque se desestabilizan y entran en crisis. Tienen un espantoso temor al ridículo, pero se describen a sí mismos como liberados.
Son prejuiciosos, pero creen ser amplios, generosos y tolerantes. Son racistas al punto de hablar de "negros de mierda" o "cabecitas negras" cuando mencionan a su pueblo.

En síntesis:

LOS ARGENTINOS SON ITALIANOS QUE HABLAN EN ESPAÑOL, PRETENDEN SUELDOS NORTEAMERICANOS Y VIVIR COMO INGLESES. DICEN DISCURSOS FRANCESES Y VOTAN COMO SENEGALESES. PIENSAN COMO ZURDOS Y VIVEN COMO BURGUESES. ALABAN EL EMPRENDIMIENTO CANADIENSE Y TIENEN UNA ORGANIZACIÓN BOLIVIANA. ADMIRAN EL ORDEN SUIZO Y PRACTICAN UN DESORDEN IRAQUI.

Carlos Miró
publicado en
http://www.aserpolitica.com.ar/